El correlato de mundo capitulo 5

 






El Sublime de todos los dias y el todo del discurso


©Por Abdel Hernandez San Juan



Este ensayo propone una aproximación teórica general a Stephen A Tyler, la aproximación se enfoca en discutir a este último alrededor de la teorización desde la filosofía analítica de la ciencia y el lenguaje, de un número preciso de sus ensayos a los cuales he estado hasta hoy más relacionado asi como a algunos aspectos generales relacionados a sus proyectos, y relativa a nuestros diálogos filosóficos, se trata, en primer lugar de su ensayo Evocation: The Unwriteable/a response to Abdel Hernandez San Juan, escrito en 1997, Presenter Dis Play, Prolegomena to the next linguistic, Posmodern Ethnography,  Them Others Voices Without Mirrors, and A Point of Order.

   Evocation: The Unwriteable es posiblemente el  ensayo en que más explícitamente se hace notable y lleva a complexión un giro progresivo y cada vez más acentuado de Stephen hacia la filosofía algo de cierto modo presente en cierto carácter de filosofía o antropología filosófica que puede incluso percibirse tanto en sus ensayos más teóricos de lingüística como también en sus ensayos de antropología cognitiva.       

    Aunque la teoría del lenguaje sigue siendo decisiva en este ensayo la misma se libera hacia el filosofar haciéndose notable una afinidad de Stephen con lo que podríamos entender como expresionismo en filosofía tomando como parámetro a Gilles Deleuze, no precisamente a Spinoza. 

   La problemática de la expresión, sin embargo,  entendida no tanto en términos de un estilo filosófico o posición en la filosofía relativa a como esta debe ser o a su deber ser, sino como un tema a ser discutido, no es en realidad discutida por Deleuze, sino por Derrida en un ensayo al cual yo continuamente refiero y con el cual frecuentemente trabajo enfocado en las relaciones entre las formas y el querer decir, pero mientras aquel ensayo enfocado alrededor de Hurseel correlativo a la serie que incluye Génesis y Estructura sobre la fenomenología de aquel, se centra  en discutir y llevar a efectos una fenomenología del lenguaje basada en la consideración de este  como algo enteramente culminado y cerrado sobre sí mismo, es  decir, entre las intenciones expresivas del querer decir, y el modo como estas adquieren forma, a partir de lo cual sedan el ser de ese querer decir, el pensamiento que lo impulsa como el contenido de lo que será dicho y el lenguaje en que se inscribe, las atenciones de Stephen hacia la expresión se enfocan antes bien no tanto en una fenomenología de ese lenguaje, como en subrayar los espacios vacíos, los lugares de indeterminación que limitan al lenguaje mismo ha complexionar en sus formas las intenciones expresivas o a resultarles a aquellas excesivas 


(…) Languages are always inadequate in themselves. First, they are excessive. They do more, effect more than their structures or the intentions of their users can account for or desire. Secondly, they are always lacking. They neither adequately express our intentions nor fully represent the things for which they are substitutes. Either too much or too letlee, they are simultaneously more and less than their representations and expressions, as judged either by their failure adequately to express our inner thoughts or represent outer facts. 


Stephen asigna por otro lado un lugar ontológico a la evocación antes afuera y después afuera del lenguaje dado en el hecho de ser ella tanto antes de que un lenguaje sea un hecho concreto como realidad efectiva complexionado en la escritura oluego entre sus lectores, oyentes o visualizadores, la que ocupa esos espacios que el lenguaje mismo no puede ocupar.  

    Se trata de un lugar ontológico, por un lado, en términos de la expresión (lo inexpresable o expresable gracias a ella, alusión implícita en los juegos de palabras que conforman algunos de sus principales títulos como the unspeakable y the said and the unsaid), lo cual supone que sitúa a la evocación en relacion al espacio y al tiempo de ese ser que ha de expresarse y por lo tanto como fáctica y efectiva antes de que un lenguaje adquiera forma, es decir,  en el horizonte de lo que en una parte el mismo llama “The affinities Between being and the timeless time of the present, on the one hand, and between becoming and the present-anticipated future “.

(…)  evocation is essential to language. No language could function either as representation or communication without it,

 Evocation, in short, is what makes languages work. It fills the spaces and times languages cannot inhabit. It bridges the gaps between words and occupies the empty margins of texts and the silence of speakers and hearers. It connects the meanings dispersed by the lineal trajectories of syntagms and paradigms. It is the unsaid that enables the saying and the said. It is the unspeakable of linguistic, but it is not itself unspeakable. It makes the tropes work but it is not itself a trope. Evocation then, is not about tropes, except in the sense that tropes would be ineffective without it.


La sitúa por otro lado en el horizonte de lo que en otra parte define en afinidad y en diferencia con el sublime de la estética Kantiana como un sublime de lo cotidiano. 

(…) The affinities between being and the timeless time of the present, on the one hand, and between becoming and the present-anticipated future, on the other hand, are particularly suspect. Evocation, again as you aver, dispenses with the idea of being-as-present-object and entails instead an idea of becoming that has not temporal locus, but inhabits all determinations of time and collapses within itself the possibilities of cause, origin and telos.


 (…)    If evocation enables this curious past/present of remembering, but is not determined by or in the past, what is the time of evocation---the present, the future?. It is none of these, for it involves itself as you say, in the eclipse of this threefold time. Recall that time, and also space, are posited by Kant as intuitions because they are the necessary conditions of any representation. Thus, if evocation is not part of the program of representation, it is free of the necessities of both time and space. This does no mean, however, that evocation is somehow excluded from determinations of representation. It is, in fact, also necessary to any representation in order for the representation to be adecuated to what it represents. 


 (…)   It is akin to the Kantian sublime but, unlike that notion, is not restricted to contexts of aesthetic judgment. It is, after all, an enabling condition of the commonsense world, and our everyday discourse would not be possible without it.      


 (…)  It has nothing of the awesome or monstrous about it. It is at the opposite pole of the extreme situations of judgment and perception Kant predicated for the sublime. We might call it an “every day sublime” as a way of capturing both its affinity to and difference from the aesthetic sublime.


 (…)   Still, I hesitate to advocate completely the disassociation of evocation and writing, if for no other reason than that evocation is necessary to writing.    Evocation that can be written is not evocation, but it is not therefore, absent from writing, for if it were absent there could be no writing. Writing depends on the activity of evocation and cannot found itself without it


El interés o acento sobre lo cotidiano es por primera vez remitido por Stephen con este ensayo a nuestra situación cultural en estados unidos, debido a que el mismo subraya y enfoca continuamente cuestiones cruciales sobre nuestras circunstancias contemporáneas en el país, referencias al tema de la hubris moderna, de las tecnologías y la virtualidad, de la situación con las retoricas y la estética en los modos del discurso de los medias, con cuestiones cruciales a nuestros procesos de identidad cultural estado unidenses dados en  el  modo como se comportan para la subjetividad las relaciones entre identidad y diferencia,  el tema de las subjetividades nomadicas, hibridas y deterritorializadas relativo a quienes somos emigrantes en estados unidos, a la importancia de la emigración en la composición de la cultura, asi como a procesos en general de nuestra subjetividad cultural en el capitalismo,  consecuencias del multiculturalismo estado unidense, así como procesos culturales que conforman la americanidad dados en esa subjetividad entre la anglosajonidad y las culturas oriundas amerindias y afroamericanas


(…) we are daily surrounded, not only in print, but even more in its surrogates, radio, television, cinema, and the internet with presentations that have the form of objective discourse, but whose purposes serve interests that have nothing to do with truth, but are instead toward persuasion, objective and subjective. 


(…)  There is no technological solution, and it is typical of our hubris that we should think that there is one. We are prone to forget that every technological solution is just another problem, or the same old problem in a new form.


Evocation can be captured neither in the duality of opposition nor in the separated poles of opposition that make the discourse of identity. Evocation is not then, a concept indicating the identity of an essence, positive or negative. We know it neither as an essence nor as the concept of an essence.


      Sin embargo, aunque hasta aquí pareciera que para Stephen la evocación corresponde solo a un ámbito anterior y posterior al lenguaje, es decir, externo a aquel por sus dos lados diacrónicos, el universo previo o anticipado entre el ser y sus motivaciones expresivas,  presente, el sublime de lo cotidiano en el triple presente a ello relacionado, y posterior, los espacios dejados por los escribientes y los lectores u oyentes, hecho que  también se confirma en sus análisis  sobre la relacion entre la evocación y la memoria semántica del cuerpo, que define como los pascheins, el cuerpo y sus pasiones, y sobre la zetesis y la memoria episódica relativas a procesos cognitivos de memorización y recuerdo que no requieren siempre o no en todas sus formas propiamente del lenguaje, por otro lado, también permanece relacionada la evocación en Stephen  al lenguaje  en dos formas, atraves de esos mismos espacios dejados vacíos dentro del lenguaje entre los escribientes, hablantes o comunicantes y a través del hecho de que asigna a esta la condición de posibilidad misma de que el lenguaje sea posible tanto en lo que a los lenguajes especiales se refiere como en lo que respecta a los lenguajes o discursos del sentido común, desde los simples tropos cuyo funcionamiento como lenguajes figurados requiere de la evocación para ser efectivos, pasando por la escritura, que no sería posible sin aquella, hasta en el hecho de que la misma representación no sería concebible, en aquello que la adecua a lo representado, sin la evocación. 

Esto último pudiera remitirnos al hecho de que no solo Stephen sitúa la evocación en un nivel ontológico anterior al lenguaje entre la expresión y aquel, que discutí antes sobre la relacion entre el querer decir y la forma en Derrida, el ser y su relacion con la temporalidad del devenir en el triple presente, el sublime de lo cotidiano, asi como entre ese ser que quiere expresarse y el lenguaje en que se expresa, sino que desde el momento en que sostiene que la evocación es imprescindible para que la representación se adecue a lo representado, la sitúa en el plano de lo que podríamos entender como la organización del discurso pues aunque no lo dice directamente en ese ensayo ello podría deducirse de la atención que Stephen ha prestado antes a lo que podríamos entender como el worldneess del discurso. 

       Aunque en sus análisis en otros ensayos sobre el worldneess del discurso Stephen no se centra propiamente en discutir lo estético, es preciso decir que el worldneess de un discurso o de un texto, lo que lo cierra sobre sí mismo como un conjunto es siempre su estética.  

    Como he dicho en otra parte lo que hace la especificidad de la estética no es tanto o es menos la impresión final que tenemos en términos de nuestros sentidos en torno a la belleza o el gusto sobre las formas sino que resulta antes bien de nuestra atención al cómo, para que nuestras impresiones sean estéticas de hecho, incluso para contemplar la belleza o el estilo, tenemos que ver el como, alejarnos de lo dicho y mirar el decir  cuando se trata de discursos, o la impresión de como en una imagen o sonido, desde la percepción del todo la distancia hacia el como resulta entonces en una percepción e impresión estética, ella requiere reparemos en el tiempo en aquello que percibimos bien sea un discurso o bien sean el puro tiempo, ella por lo tanto es lo que cierra al discurso entre su todo y sus partes.

   La atención de Stephen al worldneess ha estado usualmente relacionada al análisis de las constricciones que conforman al texto lo cual puede ser claramente discernido en un hermoso pasaje consagrado al análisis de las constricciones discursivas entre proposiciones y conceptos, asi como entre las intenciones autorales y el texto en su ensayo sobre la india el cual he citado antes en algunos de mis ensayos y libros. 

    El hecho de que Stephen asigne a la evocación este lugar tan determinante en que la escritura y los tropos sean posibles, asi como en que la representación se adecue a lo representado, remite entonces la evocación no solo a una cuestión ontológica relativa a la relacion entre el ser, su devenir y la expresión, o entre el lenguaje y sus espacios vacíos o los silencios que dejan los hablantes, sino también al análisis de la lógica interna del discurso pues si bien Stephen dice que los tropos dejan de ser tropos cuando son analizados, por otro lado al remitirnos a la conformación interna del discurso en la relacion entre sus partes y el todo estamos situados frente a dos cuestiones, una implícita o derivacional de la otra, por un lado, el hecho de que la evocación es también un horizonte indeterminado atraves del cual esas relaciones pueden quedar abiertas o funcionar en un modo distinto en el modo de organizar el discurso, de hecho, hacer funcionar proposiciones y conceptos evocativamente en las relaciones entre las partes y el todo de un texto  supone aceptar otros modos de conjugar las relaciones entre las constricciones analíticas, las proposicionales conceptuales y los horizontes de sentido que el texto puede evocar tanto respecto  aquello que es discutido, su tema, como respecto a aquello que relaciona el cierre de ese discurso como worldneess entre sus partes, 

   por otro lado, el solo analizar en uno mismo nuestros propios lenguajes de escritura dados en los ensayos que escribimos entendidos entre el todo de cada ensayo y sus partes, o entre los libros que concebimos entre su todo y sus partes, supone una analítica de ese discurso que es por definición extensible a una analítica del discurso en general, es decir, sobre cualquier discurso. 

    Si la evocación es al mismo tiempo lo que habilita o hace posible el leguaje incluida la escritura la cual no sería posible sin ella pero al mismo tiempo se relaciona a una forma de adecuación entre la representación y lo representado se haya entre los dos espacios que Stephen subrayaba al inicio de su ensayo, nuestra manipulación consciente del lenguaje, por un lado, y aquella parte a la que usualmente no prestamos atención o que queda fuera del dominio usual de nuestras deliberaciones intencionales por este motivo reparar sobre ella es trabajar con la relacion entre lo que es condición de posibilidad y lo que es efectiva intencionalidad.

    Esto podría remitir y algo sobre lo que habitualmente insisto, a la relacion entre aquello a lo que hemos dado lenguaje y aquello a lo que no hemos dado lenguaje pues si bien yo remito esta relacion usualmente a la cuestión lacaliana de que el inconsciente es aquello a lo que no hemos dado lenguaje y que deja de ser inconsciente una vez hayamos un lenguaje  para ello, se trataría aquí no propiamente de la cuestión lacaliana en si misma centrada en el par consciente-lenguaje-inconsciente, pero si al menos entre lo inhablado y lo hablado, entre lo inescrito y lo escrito algo que podría sugerir el concepto de mise in form, valiéndonos de la forma del concepto de mise in scene, poner en la escena, pero remplazando forma por escena en el modo de una mise in form, el traer a la forma o dar la forma. 

   Si el lenguaje debido a sus limitaciones ofrece una resistencia dado en sus formas gramaticales circunscritas a constricciones limitadas a todo el ámbito que se haya en nuestras intenciones expresivas cuando queremos expresar una idea, unos conceptos o un sentir en general, reparar en la evocación es reparar por un lado en las formas en que esos pensamientos pueden ser expresados a la vez que permanecer atentos a modos de poner en relacion la forma del lenguaje y el ámbito del querer decir en modos más atentos y este más atentos nos sitúa de una vez frente a la organización de ese discurso.

Esto podría remitirnos a una pregunta, si Stephen asigna un lugar ontológico a la evocación en lo que respecta a la  adecuación entre la representación y lo representado habría que concluir que ella siempre está presente toda vez que esa relacion sea adecuada suponiendo entonces una infinidad de formas en las que pueda darse esa adecuación, pero al mismo tiempo sugiere que si se trata de una adecuación entonces la evocación reclamaría un modo de esa relacion lo cual vuelve al inicio de su ensayo como decía en que sitúa a la evocación entre la pregunta por una efectiva manipulación consciente en nuestro uso del lenguaje, y el solo hecho de que ella está presente ontológicamente en lo que hace posible al lenguaje mismo, al  tratarse de ambas cosas, estamos situados en el ámbito de traducir un principio ontológico relacionado a la condición de posibilidad del lenguaje mismo, la escritura, la relacion entre la representación y lo representado y los mismos tropos a un principio de organización de discurso, es decir, el cómo escribimos y el cómo deliberamos en nuestros libros esas relaciones de adecuación entre la representación y lo representado tanto como el cómo lo discutimos respecto a discursos de otros

     Respecto a lo anterior Stephen presta exhaustiva atención remitiendo a mi concepto de repeticiones no repetitivas cuando discute que ciertamente este remite por un lado al hecho de que la representación nunca es idéntica a lo representado mientras por otro lado una representación siempre consiste en una repetición

   se trataría pues de deliberar como la relacion entre adecuación y repeticiones no repetitivas tendrían que trabajar en la organización del discurso en nuestros libros y obras a lo cual yo he prestado exhaustiva atención, entre la expresión y las formas, el ser y el lenguaje que ello supone, entre el devenir del ser en el mundo sublime y su expresión en formas de lenguaje, por un lado, y entre la condición de posibilidad del lenguaje como principio ontológico relativo a estos y la organización del discurso en lo respectivo a las relaciones entre las partes y el todo por el otro estarían pues los principales territorios de la evocación, pero entre una cosa y la otra también entre la memoria semántica del cuerpo, los pacheins, el cuerpo y sus pasiones, y la zetezis, es decir, entre la memoria semántica y los modos secuenciales o episódicos. 


(…) Evocation can be captured neither in the duality of opposition nor in the separated poles of opposition that make the discourse of identity. Evocation is not then, a concept indicating the identity of an essence, positive or negative. We know it neither as an essence nor as the concept of an essence. 


(…) Your idea of non-repetitive repetitions or of repetitions without identity is, on the one hand, a restatement of the idea of representation. A representation is, after all, a repetition of a non-identity.  The representation is not the same as, is not identical to what it represents. On the other hand, your idea of a repetition without identity is a refutation of the fundamental function of representation, which is to provide us with the repetition of identities. So, in a sense, forgetfulness is not about the remembered, as you aver, but is a kind of collective forgetfulness in which rather than forgetting differences, we forget identities. Recall that a common definition of the idea of identity in representation is the forgetting of differences. Identities becomes identities when we suppress differences and then forget the suppression. They are fictions whose functionality we have forgotten. In effect, I think you describe our current situation. 

   One think here particularly of Gergen’s concept of the “fragmented subject” or of Deleuze and Guatari’s idea of the “deterritorialized subject”, and of their notion of “lines of flight” that characterize the constant differentiation of nomadic and hybrid subjectivities. 


se trata de una analítica sobre la organización del discurso de uno mismo, el modo como lo delibera uno en sus libros y escritura, y de una analítica sobre la organización del discurso de ello derivada en cualquiera, suponiendo asi también la interpretación o la hermenéutica, el análisis sobre el discurso de otros. Esto podría entonces conducirnos a una critica también de los tropos y las formas simbólicas en general tanto en los libros que uno mismo escribe como en la crítica sobre los libros de otros y sobre los tropos y los símbolos en cualesquiera discursos pues aunque dice que analizar los tropos es ya de un vez salir del territorio que los hace efectivos como tropos en la misma forma en que es un dilema entender la relacion entre la evocación que hace posible a nivel ontológico el discurso y el hecho de que la forma evocativa debe ser evocativamente adecuada, la crítica de los tropos se refiere a ese dilema y por lo mismo requiere su análisis. 

The analysis of a trope is always after the fact and largely unconnected to its effectiveness and irrelevant to its understanding. If a trope has to be explained, it isn’t a trope. Evocation then, is not about tropes, except in the sense that tropes would be ineffective without it.

   Evocation is sometimes explicitly linked with the past, as memory and remembering, particularly in discussions of poetic effect. In The Remembrance of Things Past fragments of the main character’s current sensory experience set into motion a multitude of dispersed and seemingly forgotten and unconnected scenes and episodes from his past. And yes, evocation can do this, but it is not just confined to the past, either in its passive form as memory or in its active form as remembrance. Nor is it linked exclusively or necessarily to that special form of the past that Aristotle called mnesis, then body’s memory of its own passion (passchein). And yes, evocation does travel in these realms, but it is not originated in them. 

   Remembrance is concerned principally with the particularities of individual experience and the associative network emergent within the activity of remembering, akin to what some psychologists would call episodic memory. Remembrance, however, is not just the active construction of what are taken to be the subject’s actual past experiences. They are necessarily constructed through the mediation of the totalizing system of memory that is given by language, what some psychologists would call semantic memory. It is tempting to think of remembering as an action directed by the subject as a kind of zetesis, or ratiocination constrained by the logic of inference, implication, and association, and by the traces of the subject’s past experience.

   Remembering thus constrasts with the seemingly passive character of the memory system of langue that constrains zetesis by providing it with ready-made likelihoods and schemata whose structures are the necessary form of any possible remembrance. We could call this a forms of evocation in which the searching act of zetesis “calls forth” the traces of past experience, but it would only be as a way of saying that we do not really understand how this zetesis work.



Yo quisiera sin embargo agregar que la evocación también es diferenciable y distinguible en los lenguajes una vez estos han sido creados y estamos frente a su presencia efectiva tanto en escritura como en los lenguajes visuales y de otro tipo y que si bien es cierto como dice Stephen que todo lenguaje no sería posible sin ella que llena las relaciones de sentido no llenadas por las trayectorias lineales de los sintagmas y los paradigmas, también es perceptible como ella está presente en cualquier lenguaje, podemos de hecho diferenciar unos lenguajes más evocativos que otros, asi como incluso llegar a aislar en un lenguaje atraves de su análisis en que momento funcionan los modos evocativos o las evocaciones, de hecho, es una analítica que puede realizarse tanto en torno a los lenguajes más abstractos y teóricos discutiendo como la evocación funciona en los modos de articular proposiciones y conceptos, como también en lenguajes puramente visuales e incluso espaciales y musicales como aquellas que abarcan las artes plásticas, la arquitectura, la música y las demás artes y en el análisis de estos dos modos teórico-proposicional-conceptual propio a la organización del discurso teórico, y artístico, tropológico, figurado, etc mas propio o usual en las artes yo he hallado que los modos evocativos pueden trabajar de dos modos


sublimes y abyectos que podrían diferenciarse como positivos y negativos,


las evocaciones sublimes dejan abiertas las relaciones entre los horizontes de sentido y los conceptos haciendo que el modo en que estos últimos cierran sobre si mismos como proposiciones sea completado o abierto en el alcance de su potencial por la evocación, en el caso de las artes ello puede incluso referirse no siempre a conceptos o proposiciones pues la evocación también puede trabajar en lo que son los climaxs del discurso y como la estética tiende a relacionarse con las formas como son trabajadas las relaciones temporales dentro del discurso, en estos modos, tanto teóricos como  estéticos, las relaciones al cuerpo están semánticamente bien organizadas. 

   En los modos abyectos por el contrario las relaciones a la memoria semántica del cuerpo son desordenadas o en todo caso, como dice Stephen, están fuera del control voluntario de la organización del discurso y el efecto evocativo resultante deja en ellas de ser sublime para devenir por lo general en un tipo de imagen distopica o disyunta en la que los fragmentos son dispersados y el discurso irradia en diseminaciones.

   He llamado la atención sobre esto a modo de no dejar sin atención lo que respecta a la evocación considerada dentro de una forma del discurso y sobre todo porque una parte significativa de la evocación cae como sostiene Stephen afuera del lenguaje antes y después de aquel y conduce directamente no a como esta enactuado el cuerpo en el discurso que llamamos los embodiments, sino directamente al cuerpo y su memoria semántica cuestión que se delibera entre el ser, el devenir, el sublime de lo cotidiano y en lo que respecta a las ciencias sociales el trabajo de campo tema que nos aleja considerablemente de lo hasta aquí discutido. 

En lo que respecta a las ciencias sociales en específico la sociología y la antropología se hace obvio que la cuestión crucial a discutir respecto a la evocación es la de la relacion entre objetividad y subjetividad alrededor de la cual se delibera como relacionamos el sujeto y el objeto en tanto podemos trabajar estas relaciones en un modo más o menos evocativo tanto desde el punto de vista de las metodologías de research como desde el punto de vista de las relaciones de adecuación entre la representación y lo representado, de hecho, dado que en nuestros researchs tanto en el trabajo de campo como en la escritura lo que está en cuestión es un asunto de conocimientos entre una realidad, un mundo o una relaciones que devienen objeto de nuestra atención e interés, la evocación se plantea aquí no siempre y no en todas sus formas relacionada al discurso aunque a la postre al final todo lo que haremos será también articular un discurso. 

      En su ensayo Prolegomena to the next linguistic Stephen se centra en analizar por otro lado las relaciones entre presentaciones y re-presentacion desde el punto de vista de lo que define como remediaciones, este concepto de remediaciones parece recoger como forma final el cauce hacia el cual se dirigen sus análisis y parece muy relacionado a un concepto que el discutió en nuestros diálogos filosóficos cuando yo hablaba de objetivar Stephen hablaba de superobjetificaciones, pero las remediaciones o lo remediacional de Stephen contrasta por otro lado con sus análisis sobre el performance y el concepto de terapon con su etimología en la terapia.

    Es obvio que una repetición de la presentación es ya de algún modo entrar en el espacio de las representaciones, este principio tautológico que relaciona presentación y re-presentación podría sugerir que el concepto de remediación puede entenderse del siguiente modo, si una presentación representa desde ese momento hay ya mediación la idea de remediación vendría entonces a tratar de averiguar cómo esa mediación podría remitir a una remediación, esto en sí mismo remite al hecho de que por un lado desde el momento en que en la presentación hay mediación la remediación podría estar ya implícita a la mediación y no ser más que una redundancia de la misma mediación, es decir, que no tendríamos que salir al exterior de la mediación para hablar de otra mediación que media a aquella mediación sino que la mediación misma seria ella remediacional en el sentido doble de la palabra, remediacional porque remedia de remedio en el sentido de algo que subsana o soluciona un problema y remediación en el sentido de que la mediación es ella misma redundante respecto a lo mediado, 

      en esta acepción la remediación sería similar a la mediación e incluso lo mismo o un aspecto de ella, el esquema seria este


Presentacion/es ya una representación/es ya una mediación/es ya una remediación o un remedio


      Pero ello aunque atractivo lo reduciría todo a presentar y excluiría muchas otras formas en las cuales las remediaciones son requeridas pues no siempre lo remediacional se refiere a una relacion presentación-presentado, mediación-mediado, sino que muchas veces se refiere a modos en los cuales trabajan las formas teóricas y los conceptos. 

     Por ejemplo, yo he teorizado una forma de antropología la cual en el desarrollo de su trabajo de campo es significativamente ambiental, es decir, que en torno suyo funcionan continuamente dinámicas espacializadas llenas de ambientalizaciones, pero cuando esta antropología se mueve de la experiencia y el trabajo de campo hacia la representación confronta la necesidad por circunstancias propias al tipo de antropología, de trabajar con otros textos antropológicos, en la medida en que se va volviendo intertextual referente a otras formas de antropología como niveles textuales que se refieren entre si el resultado de la relacion entre la representación y el mundo es sobresaturado por la intertextualidad y lo que fue una experiencia altamente espacializada y nutrida en ambiente, termina siendo desambientalizada por valerme de los análisis de vattimo sobre las relaciones de ambientalizacion y desambientalizacion en el paso de la utopía a la heterotopia de los discursos,  una vez la intertextualidad ha causado estas consecuencias de pérdida del ambiente, la única alternativa para esta antropología es recurrir a remediaciones y estas remediaciones no se refieren ya a la relacion entre la representación y lo representado, sino que alejadas de aquella relacion, se refieren a la imagen misma de esa antropología es decir, a su autorepresentacion. 

    Aquí tenemos un ejemplo nítido en el cual fuera del ámbito de la relacion presentación-representación las remediaciones son requeridas de modo que la remediación de Stephen no se refiere solo a la remediacionalidad que es implícita a la mediacionalidad, toda mediación es remediacional y la remediación anula la relacion mediación/mediado en favor de una terapia, pero cuando aquello que se remedia no es la remediación implícita a una mediación, sino la mediación misma, la remediacionalidad pasa al orden de los discursos de objetivación de la objectivacion es decir, de ciencia de las ciencias alejándose desde las superobjetificaciones de aquella relaciones a la representación. De hecho, el concepto de remediación de Stephen no tiene nada que ver con la representación, en el ámbito de aquella solo subraya los inclusivismos y remedia anulando, pero fuera del ámbito de la representación se encarga entonces de una terapia de la mediación es decir, de remediar la mediación.

     . en el mismo modo en que la presentación está al servicio de lo presentado y la mediación de lo mediado, el concepto de remediación podría al igual que el concepto de re-presentación sugerir una anulación terapéutica de la relacion presentación-presentado en favor del orden simbólico de la remediación en favor de una terapéutica a pesar de ello hay remediaciones en las cuales una mediación es mediada por otra mediación como por ejemplo cuando en un programa de televisión es invitado y entrevistado un director de otro programa de televisión a hablar de su programa o cuando un texto llama a otro texto para discutirlo o cuando una crítica llama a otra crítica, o un autor a otro autor.   

    Lo antes dicho podría remitir a cierta preponderancia en Stephen a la intertextualidad que aludíamos antes y al hecho de que Stephen usualmente ha trabajado con dominios textuales que yo defino como altamente saturados, el concepto de intertextualidad sin embargo requiere precisiones por cuanto es determinante entender que el mismo funciona en Stephen fuera de los parámetros que aquel tuvo en la crítica literaria. Requiere pues una rediscusión etimológica de las acepciones de la intertextualidad en la lingüística y la antropología cognitiva asi como en las acepciones propiamente filosóficas.

    Lo intertextual en Stephen se presenta en la forma sobre todo del hecho de que otros textos en específicos los textos de la cultura antigua de la india son traducidos y de que muchas y no pocas de sus teorizaciones anthropologicas tienen como base el moverse desde ese nivel más descriptivo de la simple traducción de lenguas dos lenguas son puestas en relacion como la intertextualidad entre distintos modos del texto inglés e hindú en este proceso lo que usualmente yo he teorizado o entendido como pre-texto seria susceptible de una aproximación intertextual debido al hecho de que el pre-texto en Stephen no es solo como en mi leído o interpretado, sino que es también traducido. 

   Es decir, que para mí el pretexto es susceptible solo de interpretaciones, leigibilidades, inteligibilidades y lecturas, toda vez que en muchos casos, por lo demás, esos pretextos forman parte de mi propio horizonte de experiencia, en Stephen en cambio el pretexto es susceptible no solo de ser interpretado sino también traducido, cuando el lee un texto hindú no solo lo interpreta y lo analiza, también lo traduce literalmente de una lengua a otra. 

   aunque yo a veces he traducido a otros lo he hecho muy poco y no me siento motivado a hacerlo con frecuencia, de modo que para mí traducir culturas es menos traducir una lengua en otra y más intercambiar el punto de vista de una y de la otra a modo de hacer comprensibles los parámetros de una cultura en la otra cultura.     

    Alejándonos en lo posible de las teorizaciones de Stephen sobre la india encaminadas a discutir la organización social, sus análisis sobre la cosmología hindú considero que harían referencias a procesos alosemioticos de la semiosfera que tienen en su base correlatos espirituales inexpresables o difíciles de asir en palabras y cuyos espacios en todo caso serían siempre llenados por algún tipo de relacion entre hermenéutica, religión y cultura, como analizo en otro ensayo, entiendo aquí este concepto en el sentido fenomenológico y semiótico en que en lo relativo a la semiosis indefinida con base en los signos Peirce hablaba de una cosmología, de hecho, el concepto de alosemiosis en alusión a procesos de este tipo parece basado en la semiosis infinita de peirce asunto que sugiere la posibilidad de una analítica sobre homologías signicas entre semiosis y cosmología como los concibió peirce.  


(…) Whether we speak in cold mathematical parables of the myths of modern science or relate those of ancient religion in symbols grown smooth and warm to the tongue through long and familiar use, still we speak a language of metaphor and only spin fables of the birth and death of the cosmos. Where we imagine a difference between the language of science and the voice of religion, the skeptic finds unity; and when we seek to abandon language altogether, seeing it as the last wedge of ignorance separating the structure of mathematics from cosmic order, he reminds us that this is only an ancient urge to compass the cosmos through metaphor and bend nature to analogy, that others have thought their vast, self-confirming systems of knowledge revealed the order of life in the order of the cosmos. Thus reproved, we little care if our object of analysis is a myth of modern science or of ancient religion, for we find in both the same structures of thought, the same dialectical movements, the same metaphors, and the same exalted pride that tempts us to see the order of things in the order of our language.

        (…)   When we understand the problem in these terms we recognize it as the social reflex of a cosmo1ogical problem whose themes can be found in the earliest speculations in the Rg Veda and traced through the more sophisticated philosophical literature of later times. 1 refer here to the well-known lndra myth-a tale of combat between the gods and demons for control of the life-giving waters which make possible the growth, development, and expansion of the universe. The demons want to bind up the waters, to prevent differentiation or expansion, and the gods of course desire just the opposite. In the later system of Siimkhya philosophy these symbolic values are inverted and the great aim of life is to prevent expansion, to return to an undifferentiated state (cf. Tyler 1973:71-73). The synthesis of these two conflicting solutions constitutes the body of thought that we have come to know as Hinduism. The quest for equilibrium, a dynamic balance between change and permanence, the tyo contending forces of the cosmos, characterizes not only the Dharma Siistras but the whole of Hinduism. What seemed at first a rather simple problem of the social order now stands revealed as a restatement of one of the most significant themes of Indian thought, or for that matter, of any thought, namely, "Can the cosmos expand infinitely without degenerating into chaos?"

     (…)  If These things appear odd to the empirical understanding because they do not readily respond to material interpretation. They are symbolic values rather than material significances, and as symbols of an idea of order it is no more likely for them to signify its material conditions than it is for those conditions to symbolize the idea of order.

         (…)    We better understand the symbolic order when we recapture it in the immanent forms of its expression-in the categorial and proposi- tional devices of language and thought.  We thus constitute native conceptions by means of native accounts, and we know how the natives conceive of the world when we understand how they account for it in their accounts of it. We now know, for example, that the scriptural varna scheme is a means of accounting for jiitis, not only in the ~~stras but among contemporary Indians as well. The jZitis are homo- Iogously related to the varna categories and both are lexical structures exemplifying the same underlying logical principles (Dumont 1970:67-68; Leach 1967: 10-1 1; Tyler 1973:82-83). Dumont correctly characterizes this logic as one of sequential oppositions of dichotomously contrasted semantic features, the result of which is always a ranking of categories. This logistic system corresponds to a particular semantic structure known as a tree (Tyler 1973:82). What is not clear, or more precisely, what is left to the reader's intuition is how this static structure of features distributed across a set of vocabulary items (the names of varnas) entails a particular and definitive set of relations between categories. That is, "how does the formal semantic structure of a vocabulary set relate to anything other than its own formal properties?"

         (…)  This The SZistric authors proceed by piling one homology on top of another, stretching the initial root metit- phor of creation to cover more and more conceptual territory, gradually bringing every aspect of the universe into a coherent relation. Underlying this structure is a dominating system of archetypal concepts consisting of key words and symbols whose interconnections provide the ultimate source of structure and whose extensions through metaphoric processes create new structures. AH ordered conceptual domains, whether of religion, science, literature, or myth, operate according to these processes of meta- phoric representation. Scientists and other ideologues share the same ultimate monomaniacal aim-to bring more and more of the facts of the world under the control of a guiding analogy or metaphor. None has yet mathed the coherence of the enormous homological structure erected hy the SZstric authors. It is both a tribute and a challenge to the human imagination. If it is objected that the Indian solution to the probIem of order and change is either incoherent or unpalatable because it contemplates a cosmic condition that is neither ordered nor disordered, a great emptiness that is yet the ultimate source of all things, consider the state of contemporary thought, Modern science encourages us to believe that certain isolated systems become progressively disordered and that certain isolated systems become progressively ordered. The concept of enfropy thus calls for the development of disorder from order while evolution foresees order develop- ing from disorder. Are we to conclude that these two produce equilibrium, or are they conveniently in complementary distribution throughout the universe? Did the universe originate in chaos or is that merely its terminus? If order emerges from chaos, does this not mean that the latter somehow contains and engenders the former and that we may speak of chaos as the fecund repository of order, as the sum of all orders, as that totality of order which is not itself an order, but mereIy the possibility of it? Must we too, then conclude that all possible orders coexist, that past, present, and future are only illusory refractions of the timeless present?


Lo anterior podría hacer pensar en un cierto esoterismo en el pensamiento teórico de Stephen, pero dicho esoterismo si en algún modo estuviera presente no deja de estar tampoco en Derrida, quien dedica extensas partes de sus análisis sobre Aristóteles a discutir una esotérica ni en Deleuze cuyos tomos dos y tres de la lógica del sentido son completamente esotéricos de modo que es en general una propensión de su generación y sobre todo de aquellos que han sido más directamente relacionados al espíritu del posmodernismo pero más allá de este análisis peirciano sobre la cosmología de los signos al respecto del cual incluimos abajo una nota, los aspectos más atractivos de su ensayo en mi consideración son aquellos en los que discute el mercado respecto a los cuales he encontrado la coincidencia de que también yo había hallado una relacion entre mercados y carnaval en base a su polifonía.  

On the analogy of physics we focus on transactions that signify just the objective movement of things, forgetting that exchange may also affirm the moral basis of society.         

  Transactions do not just signify~ the movement of goods, they symbolize mutual obligation. The objective movement of goods can only signify the fact of exchange, and because it thus implies nothing more than exchange, it cannot by itself reveal its meaning, cannot speak of what it symbolizes. We must distinguish then, between transactions that merely signify and those that symbolize. Thus, when an Indian farmer, from his hard-won crop, gives a traditional share of grain to the blacksmith who fashioned his implements of production, it is not just a payment for goods and services but an affirmation of a continuing relationship which recognizes the fixed pattern of statuses and symbolizes the performance of mutual duties. His act symbolizes the moral obligations of the social order. It symbolizes dharma in both of its senses as duty and order, The mutually implicated acts of the farmer and the blacksmith are simultaneously expressions of their respective duties (dharma) and affirmations of social order (dharma). 

  Significantly, economic transactions are but one of the many possible settings in which these group relations may be symbolized. The giving and taking of food, the exchange of women in marriage, precedence in ceremonies, patterns of respect and deference in speech and behavior, and performance of religious observances serve equally as appropriate settings. 

  in the Dharrna S6stras nothing is more clear than that the moral or cosmic order (dharma) dominates the economic and social orders. This view contradicts our notion that "business is business," the predominant presumption distilled out of the historical circumstances of the Western experience of the industrial revolution. 

  We first see this conception of society as a transcendent unity created by transactions between egoistic atoms in our idea of the market, and we trace this purely cognitive transformation of the idea of the market from that of a concrete locality to a transcendental abstraction in the writings of proto- economists of the eighteenth century who both effected and documented it. In its earlier concrete form the market was simply a neutral place of ex- change, the brief meeting of strangers solely for the purpose of handing over natural goods, goods which had not been culturally transformed, which had not become symbolic. 

  They were places set aside, immunized as it were, from the surrounding culture-not just secular places, but places of pure objectivity. They were concrete localities where objects of one kind came together in exchange for objects of other kinds. They were meaningless places where disparate groups could meet without incurring moral obligation, places where citizenship, persona, and soul could be forgotten. Be- cause they implied amorality it is not surprising that they should so often have been associated with carnivals. Fairs were, and anyone who has in his youth walked a midnight midway can affirm that they still are, both places of exchange and settings in which everyday morality is temporarily set aside. Fairs, and early markets too, combined exchange with the atmosphere of a carnival. 


   This leads us to ask: "What then is the basis for a metaphoric identity between exchange and sacrifice?" There are several, such as for example, the giving of gifts (cf. Tyler 1973:164-165), but more importantly, both sacrifice and exchange imply something about the transformation of one thing into another, the assignment or reassignment of meaning. The root metaphor for this whole process is the idea of creation, that original formation of order out of chaos, that first transformation of the natural world which changed it into a meaningful cultural world. I am suggesting that this process of establishing order out of the disarray of natural phenomena constitutes the basis for the homology between sacrifice and exchange in general.


Stephen A Tyler, A Point of Order, Rice University studies


Esto último se hace explícito sobre todo en el acento y énfasis que Stephen ha dado a la búsqueda de soluciones que eviten las relaciones contrastadas entre subjetividad y objetividad, entre sujeto y objeto en lo cual también coincidimos. 

   En mis análisis anteriores me he ya movido de una crítica de su ensayo sobre la evocación a ciertos pasajes que he  seleccionado discutir de sus ensayos Prolegomena  to a next linguistic y A Point of Order, sin embargo quisiera subrayar adicionalmente que no solo Evocation es su ensayo en que se hace  más nítidamente explicita una movida de Stephen hacia el filosofar en que rebasa a la lingüística y la antropología, también es el ensayo en que Stephen de manera explícita discute una problemática que define fuera del sistema cerrado de los signos y de la idea de que el lenguaje no tiene un afuera o de que todo termina permaneciendo siempre como parte del sistema cerrado de los signos en contraste con su ensayo them Others voices without mirrors en que debido a su tema sostiene lo contrario

    con este ensayo sobre la evocación Stephen también sugiere con el concepto de un sublime de lo cotidiano una vía a sus objeciones resultantes de la misma problemática de una no salida del lenguaje su crítica a las referencias a la vida como fueron tratadas en la antropología las cuales define como formas de retrofasismo haciéndose obvio que el sublime de lo cotidiano va en una dirección distinta a aquellos usos.   

   También en este ensayo Stephen explora una solución distinta a cuestiones que había tratado en them Others en que se proponía demostrar el carácter intematizable del otro y de la otredad pues mientras en aquel relativizaba que la otredad fuera tematizable aún era el parámetro del texto en Evocation Stephen niega enteramente las distinciones entre nosotros y los otros y articula su concepto sobre the medlee voice desde una nueva perspectiva distinta al  simulacro como alternativa  al tráfico con la otredad que centraba en Them others.


Moreover, the kind of reciprocity entailed here is not expressed in the grammar of differentiated subjects and objects, us and others. It requires instead, something like the idea of the middle voice in which subject and object, us and them, are not differentiated, but are mutually implicated in some ongoing process or performance whose meaning cannot be predicted before hand, but many found simply in the activity itself or possibly in its joint contemplation. The ideas of mutuality and reciprocity conveyed by the middle voice establish a world of participation in which the distinction between us and them no longer function, a world where others are not reduced to objects of our desire and we are not possessed by them.


Es desde este punto de vista que quisiera analizar algunos aspectos de Them Others without mirror dando por sentado lo que discute en Evocation es decir, excluyendo también la otredad pero llamado la atención sobre una problemática que considero necesaria la de la relacion entre subjetividad y objetividad.   

   El pasaje que sigue a continuación en algunas partes que extraigo de su ensayo Then Others without mirrors se esfuerza por resituar las relaciones entre subjectividad y objetividad en un modo que, si lo vemos desde el punto de vista de la discusión positivista lógica sobre la relacion entre el sujeto y el objeto requerida para todo discernimiento metodológico resuelve la dicotomía sujeto/objeto como problema metodológico y la de  subjetividad/objetividad como correlato general de las deliberaciones en un modo en el cual ambos coincidimos 

     si bien yo lo centro en un libro que se propone como una nueva sociología y antropología del arte El Sujeto en la creatividad Stephen lo discute a un nivel más general pero a la postre se trata de que lo que Stephen define como incorporación de la objetividad de los otros en mi subjetividad y a la inversa de incorporación de mi subjetividad en la objetividad de los otros, 

    este principio al cual yo llego desde la pura discusión metodológica en sociología previamente discutida por Bourdieu en sus análisis sobre el hecho de que la cultura material objetiva es una forma de la subjectividad y a la inversa que las formas en que se expresa la subjetividad en la cultura material e inmaterial es una forma de cultura objetiva, lo resuelve Stephen en el modo de una analítica de la incorporación del otro a la subjetividad de uno y de la incorporación de uno en la objetividad del otro, la subjetividad entendida en el pensamiento occidental desde Descartes y Hegel hasta lo que discute como una medlee voice o voz media en Derrida la cual ciertamente es literalmente definida por Derrida como voz media en el análisis sobre voz pasiva y voz activa en la filosofía

The active form in sentence one emphasizes the incorporation of the other into my subjectivity in the manner of Descartes or Hegel or Schelling.  It characterizes, in other words, the general priority of subjectivity and identity in Western philosophy which converts the other's difference into my identity.  In contrast, the passive form in sentence two emphasizes the incorporation of my subjectivity into the other's objectivity. 


The subject disappears into the system of signs, into language.  This theme occurs in variety of sources, ranging from Blanchot's "I do not write, it writes" to to the more conditioned phrasing of Heidegger's "language is the house of being"(1971:132), but is probably most effectively represented in the works of Derrida where the self is relegated to a kind of illusion of authorship and intentionality.  The self is simply in the system of signs, already implicated and provided for there.  It is not outside in an exteriority where it could master the signs and govern their concatenations in the fullness of creative spirit.   According to Derrida, every text is a double text, but only one of the two is the object of classical interpretation, which always favors presence, meaning, reason, and truth.  The second text is never deciphered, but is made at least partly available through fissures and traces in the first.  Every reading is thus a double science in which there is no fusion of the two texts into a single, unitary reading that would surmount or resolve all the differences between them.  In effect, the first text is only itself-as-other ,  its own simulacrum.  The veil of difference between the two texts  signifies both difference and non-difference, which is an identity indistinguishable from the Hegelian identity of identity and non-identity. When difference can thus become identity and identity difference, no one can decide if this is difference or identity.  The outcome is undecidable, and no one can master this duplicity.

    The third thematization of the other is the middle.  It is neither subject nor object and corresponds more or less to the grammatical idea of the middle voice in which subject and object mutually implicate or act inseparably on one another.  Derrida, for example, claims that différance  is akin to the middle voice.  The suffixance  in différance  is neither active nor passive, nor the action of an agent on a patient nor of a subject on an object., nor does it derive from the positing of these as its sources

 (1982:9).  This conception of the middle voice differs from most purely grammatical accounts in that it does not posit subject/object, agent/patient, source/goal as existing prior to the action or operation in which subject and object are mutually involved.  What the Derridian middle voice says is the non-priority and non-separation of subject and object. Somewhat different is the nomadic subject of Deleuze and Guattari which is constantly being deterritorialized and reterritorialized.  It has no permanent character, and no necessary attributes.   Always at the mercy of others, the nomadic subject is a structure that is constantly crumbling and remaking itself as the functions of its components cross-cut, overlap, and diffuse over infinite lines of flight that propagate new rhizomatic structures.  The subject oscillates between radical difference and radical identity, preserving itself (its past) even as it leaves itself behind when it thinks infinitely of the future, but this preserving repetition is not the return of the same through the reiteration of identity.  No experience can confirm a single, substantial self as a totalization and as a cause of its totalization.  Repetition is understood instead as the production of difference (1994:207-212). Despite all the talk about difference and the nomadic, non-identical subject, Deleuze is still primarily concerned with the subject as a starting point.  His critique of the subject merely dismantles the subject in the same way the Hegelians dismantled the object.  Note, particularly in this context, that he locates difference not between the representation and the thing, but between faculties of representation, between the faculty of concepts and the faculty of intuition.

Stephen A Tyler, Them Others- without mirrors, rice university May, 1995


Derrida, por supuesto siempre fue un filósofo, nunca un antropólogo, pero su perspectiva fue siempre la de un norteafricano argelino emigrado a Francia que hizo su obra como teórico e intelectual francés aportando un punto de vista que lee la tradición antigua desde Grecia en un modo que la reescribe, esta forma de self etnography considero en los márgenes de la filosofía incorpora a la teoría cultural perspectivas Norte africanas. El pasaje en que Derrida discute el concepto de medlee voice como una relacion entre voz pasiva y voz activa en la filosofía es discutido en su ensayo diféranse en los márgenes de la filosofía y el concepto de voz es epistemológicamente remitido desde el momento en que todo el primer ensayo criticar la filosofía que discurre a dos columnas con Leiris se centró en discutir filosóficamente el tímpano que remite a dos cosas la voz del hablar, el sonido y la Performatividad.      

Stephen mismo reconoce en Derrida lo que define como medlee voice y discute en su evocación que 

It is also associated with speech or orality, and thus seems to fall neatly into the discourse about the opposition between orality and literacy. In a way, it is not surprising that evocation should be linked to the voice, since both voice and evocation derive from the same root (latin uoc- “to speak”), but the connection in literature is not really with the idea of speech as sush. The sublte difference between “speech” and “voice” is the source of an equivocation here. Note, first of all, how the idea of voice has been “literalized” as when we speak of the “voice” if an author, invoking by that expression the distinctive and characteristic mode and manner of the author’s written expression. “Voice”, in this context of literary avocation is disassociated from speech, apart from indicating the syntactic role of the semivocal subject as a means of discriminating among the grammatical categories of active, passive, and middle voices. What calls out here is the revocation of speech as the speechlessness of voice, the provocation of voice as writing, as literature and grammar. 


La cuestión que discutía antes a su vez sobre la relacion entre el worldneess del discurso y la estética entendida dentro del parámetro de que la evocación supone al mismo tiempo una atención al principio ontológico que hace posible el lenguaje y otra relativa a un modo de organización del discurso en el que se resuelvan las relaciones de adecuación sugiere a su vez  una relacion entre la obra posmoderna, el tema y título de uno de mis ensayos y la obra abierta toda vez que la idea de evocación sugiere  un espacio de indeterminación en el horizonte de los sentidos que deje abiertas sus relaciones entre las partes y el todo algo discutido por Eco en términos de un cierto aleatorismo

    Sin embargo, en su libro lector in fabula Eco discute el hecho de que Levis Strauss negó su concepto de obra abierta por otro de obra cerrada y este pasaje de discusión entre Eco y Levis Strauss podría ser el indicio para entender al mismo tiempo como en la misma forma en que en lo referente a Kant Stephen distingue lo sublime estético de un sublime de lo cotidiano, habría que distinguir sus acepciones de la evocación como algo que lo aleja notablemente de Levis Strauss. 

      De hecho, si bien ciertas cuestiones relativas a análisis formales estructurales llevados de la teoría del lenguaje al análisis de la cultura asi como el uso de gráficos y pictografismos, relacionan indiscutiblemente a Stephen y  Levis Strauss, los análisis de Levis Strauss toman como referencia en la lingüística los estudios fonológicos de Jakobson y el estructuralismo checo, en tanto los análisis de Stephen se centran antes bien en la semántica y en los estudios lexicológicos. 

    Ambos coinciden en algo respecto a lo cual yo no solo me distancio sino que además coincido con Geertz en su crítica, el trasladar un análisis formal de lingüística para trasponerlo luego al análisis de algo que suponen explicita lógicas organizacionales de una sociedad lo cual remite a las distinciones entre estructuralismo ontológico y estructuralismo operacional a que se refiere Eco, el primero transfiere a la ontología de la cultura las estructuras que haya en el análisis lógico de las formas, el segundo, nunca  hace esta transferencia entendiendo las estructuras resultantes de las abstracciones formales como estructuras estratégicas correspondientes solo al método de research pero nunca como transferibles a la ontología de la cultura, yo me situó en el lado operacional y no ontológico respecto a la estructura en lo relativo al análisis cultural, pero a pesar de ello es de notar que Stephen se fue alejando de aquel inicial estructuralismo ontológico y su ensayo sobre la evocación es el que más nítidamente lleva esto a término no solo por lo que discute sobre el lugar de la evocación en otro modo de dejar abiertos los horizontes de indeterminación y sentido entre las partes y el todo, sino también en los modos de adecuación entre lo representacional y lo representado asi como en lo respectivo a supuestos sobre la esencia

Evocation, in other words, is not the emasculated other of difference, which serves merely as the means by which the positivity’s of good form construct their identity. Evocation can be captured neither in the duality of opposition nor in the separated poles of opposition that make the discourse of identity. Evocation is not then, a concept indicating the identity of an essence, positive or negative. We know it neither as an essence nor as the concept of an essence. It makes itself available to us as its effects, and these effects are ephemeral, singular, non-empirical, multisensory events.



Respecto a Posmodern Ethnography como no pocos de sus ensayos uno entre sus más bellos e interesantes desde el punto de vista del estilo considero que se trata de un ensayo más prospectivo que retrospectivo es decir, más centrado en el deber ser de lo que la etnografía debería ser y menos en lo que ha sido, este carácter prospectivo de ensayo donde la etnografía se define a sí misma como ritual y terapéutica, desarrollado en el topoi de la hipótesis y del telos del cómo debería ser me inspiro tremendamente no solo a escribir The Eclipse of Evocation sino en general a incursionar posibilidades tanto en algunos de mis libros recientes en los que refiero ese ensayo como en mi obra the market from here: mise in scene and experimental Ethnography en la cual cito dos parrados de ese ensayo, 

   discutir aquí ese ensayo sin embargo excedería los propósitos de esta aproximación general ya que conduciría a una discusión eminentemente centrada en etnografía que no es mi propósito aquí entre otras cosas por la prevalencia que tiene mi análisis de su ensayo sobre la evocación en el cual critica a la etnografía, pero a grande rasgos considero dos cosas, primero, que ese carácter prospectivo del ensayo abre los paths o los despejes requeridos para una gran variedad de posibilidades sobre cómo entender podría ser la etnografía posmoderna.  Mis libros más recientes en ese sentido The Indeterminist True, Rethinking Urban Anthropology, The Threshold of the Couple, The Constellations of Common Sense y Anthropology of Archeology son mis propuestas más recientes al respecto, se trata pues de libros, no de exposiciones como lo fue antes The market from here mi primera proposición al respecto.

Ethnography is a return to the idea of aesthetic integration as therapy once captured in the sense of proto-Indo-European *ar- (“way of being,” “orderly and harmonious arrangement of the parts of a whole”)...that family of concepts so closely connected with the idea of restorative harmony, of “therapy”...ethnography is an object of meditation which provokes a rupture with the commonsense world and evokes an aesthetic integration whose therapeutic effect is worked out in the restoration of the commonsense world... ethnography captures this mood...for it too does not move toward abstraction, away from life, but back to experience. It aims not to foster the growth of knowledge but to restructure experience, not to understand objective reality, for that is already established by common sense, nor to explain how we understand, for that is impossible, but to reassimilate, to reintegrate the self in society and to restructure the conduct of everyday life.


Mis alusiones a la cosmología de peirce es obvio que no se refieren a las acepciones de la palabra cosmos en el sentido en que es utilizada en el concepto de cosmovisiones relativo al cual nos referimos a como las culturas y los hombres explican el origen del mundo o sus causas ultimas, tampoco es un concepto utilizado en un sentido propiamente astrológico, sino en un sentido estrictamente semiótico, en el análisis de la semiosis infinita que se deriva de la lógica de los interpretantes y en el principio lógico de la inferencia en que se basa la teoría de peirce sobre los signos, no excluyo de aquí el hecho de que para peirce, como también para Derrida y como en otro lado reconocen eco y carlos sini sobre pierce para aquel los pensamientos también son formas del signo, podemos llegar a niveles inferenciales en torno a los símbolos que extienden la semiótica hasta dominios que conformen una cosmología de los signos mismos, aquí el concepto de cosmología no se refiere al cosmos allá afuera ni en un sentido religioso ni en un sentido astrológico, sino que se refieren al hecho de que las inferencias en torno a los signos forman ellas un cosmos semiótico o signico. 

    Si menciono esto aquí es debido a que Stephen en sus análisis sobre la cosmología hindú encuentra conceptos cuyas lógicas de funcionamiento desde el punto de vista de su relacion con un sentido de la armonía y el orden respecto a la creación le resultan congruentes y coherentes perse a e independientemente de la teología religiosa a que remiten. Esto se aproxima a los análisis de Weber sobre las religiones budista, hindú y cristiana donde abstraía conceptos formales y lógicos que no eran sobre la cosmovisión religiosa en si misma sino sobre las formas de subjetividad implícitas a un modo determinado de apego o desapego al mundo inclusivo a aquellas que luego analizaba estaban en la base de la pragmática que luego genero los tipos de mercado y economía, la comunión, por ejemplo, como la forma que tiene la subjetividad cristiana de imaginar su relacion de apego a la comunidad. 

    En mis análisis y teorizaciones en el campo de la semiótica de lo visual he podido comprobar resultados similares aunque específicos. 

    Por ejemplo, son asombrosas las congruencias gramaticales que uno haya muy intrincado ya en el análisis semiótico inferencial sobre determinados lenguajes visuales, muy sumergido ya uno en una cultura y muy sumergido en un research, determinados lenguajes visuales eminentemente inventivos e imaginativos, se vuelven en términos de inferencias entre los signos, releveladores de asombrosas congruencias gramaticales. 

     Pierce hablaba de una gramatica especulativa y de una retórica pura, yo entiendo la gramatologia en sentido científico, si bien es posible que el utilizara el concepto de especulativo en el sentido hegeliano lo cual lo aleja mucho de la idea de especulación, pero se trata de que muy alejados ya del lenguaje alfabético donde la gramática encuentra su lugar propio, hayamos por medio de la inferencia en torno al signo congruencias gramáticas en lenguajes visuales intrincados en complejos simbolismos, es en este sentido que el análisis semiótico de los símbolos por medio de la inferencia, sugiere la idea de una cosmología no en el sentido de la explicación del cosmos como filosofía del origen o las causas del mundo, sino en el sentido del universo que esos signos conforman entre ellos y de cómo la inferencia vuelva a hallar cada vez un nuevo orden siempre consistente 



















Bibliography



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Hernandez San Juan Abdel, The Indeterminist True, selected essays, book

Hernandez San Juan Abdel, The Threshold of the Couple, complete works, Tome VII, book

Hernandez San Juan Abdel, The Constellations of Common Sense, selected essays, book

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